Después de una difícil despedida de Ushuaia (esta ciudad es muy entrañable), hice una parada en Río Grande “couchsurfiendo” en lo de Desyz, antes de continuar hasta Punta Arenas en Chile.

 

Eramos 6 personas durmiendo en el mismo departamento y yendo a Punta Arenas, ¡Los otros 5, van en autostop! Dale, yo también haré dedo y voy a descubrir este nuevo modo de transporte para largas distancias!

Dejé el departamento a las 8 a.m. y llegué a la salida de Río Grande a las 9.

Hacen 7°C y hay un viento de 20 a 30 km / h, sin mencionar las corrientes de viento que golpean cuando los autos y sobre todo los camiones pasan a gran velocidad.

Estoy aquí con mi amigo brasileño Robson (lo conocí el día anterior) que va a Río Gallegos en Argentina (¡pasando por Chile!).

Nos animamos mutuamente como podemos con Robson. Es una mierda, pasan muy pocos automóviles, ¡mucho menos de lo que pensamos para un lunes por la mañana!

Robson me dice que mi cartel es muy pequeño y que la letra no es visible para un automóvil que pasa rápidamente.

Encuentro una estación de comunicación o no sé que, les pido un cartel más grande, ¡aquí está!

Intento ocupar todo el ancho y escribir de derecha a izquierda para aprovechar todo… ¡perdido! No tengo espacio para la “A”!

El próximo intento es el bueno, ¡espero que mi nuevo “ARENAS” me lleve rápidamente a mi destino!

Después de 1:30, Robson encuentró un automóvil y se va. Estoy feliz por él, le deseé suerte y le dije “hasta pronto”, ¡nuestros caminos se encontrarán sin duda otra vez!

15 a 20 minutos después, un auto finalmente se detiene para llevarme.

Leo y su esposa Claudia me ofrecen llevarme al paso fronterizo de San Sebastián, a 70 km de distancia.

Me senté en la parte de atrás con un par de rubios, Pawel y Gosia. Empezamos a hablar y resulta que son amigos de la banda que conocí en Ushuaia!

¡Es loco como el mundo puede ser pequeño!

Ellos se van a Puerto Natales, más allá de Punta Arenas.

Aprovechamos la oportunidad para mandar algunas fotos y un mensaje de voz sobre la discusión de mochileros, que Jhonatan pasará en su “Radio Couchsurfing“.

En la frontera, nos encontramos con un anciano que viaja solo pero con el baúl cargado, que acepta llevarnos a los 3 si llevamos nuestro equipaje en nuestros brazos. Salimos de la frontera argentina y entramos a la frontera chilena a pie, y luego Norberto nos devuelve.

Ccaminamos con él al barco que sale de la isla Tierra Del Fuego y encontramos una ballena azul joven varada en la orilla, muerta, con la pansa abierta. Triste paisaje macabro.

Nos acercamos al animal, el agente chileno nos dice que es una muerte natural según la autopsia, que la ballena estaba probablemente enferma o débil. Le Abrieron su pansa para que no explote con el gas que contiene. Esperarán hasta que se desintegre naturalmente para llevar sus huesos al museo porque ningún museo en el país tiene huesos de esta especie.

Continuamos la ruta hasta el cruce Río Gallegos – Punta Arenas donde el señor nos dejó para ir a Río Gallegos.

En el cruce, hay una cabina cerrada con un banco y un bote de basura, ¡probablemente nuestro dormitorio para pasar la noche!

Nos alentamos mutuamente y nos deseamos suerte para encontrar un auto que nos lleve. Gosia hace dedo y Pawel y yo nos escondemos en la cabina, una chica solitaria es más eficiente para  encontrar un auto. El iPad y la bocina JBL están ahí para poner la música fuerte, hacer fiesta y calentarnos los corazones.

El trato era simple: según la cantidad de asientos disponibles:

– 1 lugar: yo me subía

– 2 lugares: ellos se subían

– 3 lugares: nos subíamos todos.

Pawel y yo estábamos contando la cantidad de autos que pasaban como los cuentan en las cárceles.

59 minutos y 36 autos después, un camión de carga se detiene finalmente! Gosia habló con ellos durante un largo tiempo y listo, hay lugar para todos, que la fiesta continúe!

130 kilómetros más tarde, el camión se detuvo en un cruce para que Pawel y Gosia se fueran a Puerto Natales, y yo continúo con ellos a la zona franca de Punta Arenas, sin ningún medio de comunicación, sin un solo peso chileno y  ni lugar para dormir.

En la zona franca, Mauricio me dijo de ir a un centro comercial. Allí retiré dinero, compré una tarjeta SIM y busqué una conexión WI-FI.

Todas mis solicitudes de couchsurfing que hice el día anterior se quedaron sin respuesta o con una respuesta negativa.

Tomé un colectivo, un taxi pagado por asiento, para ir al centro de la ciudad y caminar por las calles para encontrar una cama en un hostal.

El segundo intento fue exitoso, encontré un hostal con disponibilidad. Por ahora tengo una ducha caliente y una cama para pasar la noche. Ya veremos para mañana…

Pura vida!

 

PD: Si leíste esta crónica hasta el final, te invito a visitar el blog de mis amigos (Google te ayudará con la traducción) y hacer Like en su página de Facebook, ¡les ayudará a ser patrocinados y extender su aventura!

 

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